Viajar en transporte público es una acción responsable y cívica que contribuye a la mejoría del medio ambiente y descongestiona de tráfico las ciudades. Pero estos viajes no están exentos de accidentes leves que pueden pillarnos de improviso, y para los que debemos estar informados de cómo reaccionar, pues pueden implicar lesiones por las que pedir una inseminación. Para ello existen algunas pautas que nos indican cómo actuar si sufrimos lesiones a causa de un frenazo o accidente inesperado en transporte público.
Lo primero es que en caso de lesionarse en este tipo de accidente debemos saber que si no dejamos de inmediato constancia de lo sucedido podemos perder toda la razón. Suele pasar que tras el accidente el viajero, aún un poco confuso por lo sucedido, crea no tener lesiones y estas aparezcan minutos u hora después, cuando ya es tarde, pues ha bajado del autobús y se ha dirigido a su domicilio. Es difícil en esas circunstancias demostrar que las lesiones fueron causadas por incidente del autobús, y por tanto complicado conseguir que éstas sean indemnizadas por ese motivo. Dejar constancia inmediata de lo sucedido, recogiendo los hechos con claridad, con posibles testigos que confirmen nuestra versión, recogiendo el tipo de golpes recibidos, es esencial para posibles consecuencias jurídicas. Conseguir un informe policial sobre lo sucedido es una buena forma de afrontar el problema, al igual que serían útiles partes de asistencia médica. Sería procedente solicitar al conductor que nos facilite sus datos, matrícula del vehículo, hora del accidente, lugar, etc.
Podemos solicitar la indemnización tanto a través del Seguro Obligatorio de Viajeros como del Seguro de Responsabilidad Civil, siendo ambas compatibles.
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