Se calcula que cada jornada escolar son alrededor de 630.000 los alumnos usuarios del autobús escolar en sus desplazamientos de casa al centro educativo. Ahora que el curso escolar está a punto de comenzar, la Confederación Española de Transporte en Autobús (CONFEBUS) ha señalado en un informe que viajar en autobús es 21 veces más seguro que hacerlo en coche, atendiendo a las estadísticas de heridos, y 24 veces más seguro si tenemos en cuenta las cifras mortales. La normativa del transporte escolar ha mejorado mucho y de manera efectiva en los últimos años, llegando a un alto grado de exigencia en elementos de seguridad activos y pasivos, lo que ha permitido grandes avances en el descenso de la siniestralidad y de los daños derivados de éstos a los usuarios. Pero siempre podemos hacer algo mas por la seguridad de nuestros hijos.
Por ejemplo, la vigilancia por parte de las autoridades se ha intensificado con esos objetivos, realizándose continuas comprobaciones de las oportunas autorizaciones y documentos con las que deben contar dichos vehículos. Además se controla periódicamente que las condiciones técnicas y los elementos de seguridad de los autobuses escolares sean los que exige la normativa, así como que los conductores cumplan los requisitos específicos que se exigen, tanto en lo que respecta a su permiso de conducción como a los tiempos de conducción y descanso.
Los padres tienen el derecho a exigir a los centros escolares que estos vehículos cumplan con todos los requisitos obligatorios para realizar este servicio, así como otros complementarios como la existencia de monitores que acompañen al alumnado o la existencia de cinturones de seguridad. La mejor manera de evitar los accidentes mas comunes, que suelen suceder en el momento de subir o bajar del vehículo, es respetar las paradas, no esperar a los usuarios al otro lado de la calzada o contar con tiempo suficiente para el itinerario, sin prisas ni por el alumno ni por el conductor. Los mejores consejos para nuestros hijos pueden darse en casa: nunca situarse detrás del autobús, esperar en la acera sin salir a la calzada, sentarse correctamente durante todo el trayecto con el cinturón abrochado, subir y bajar de manera ordenada, evitar cruzar por delante del autobús y obedecer al conductor o monitor en todas sus instrucciones.
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